Nacionalismos

“El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad”Albert Einstein

La Tierra

     Esta magnífica foto, cortesía de NASA, muestra a nuestro planeta Tierra en toda su extensión. La mayoría de nosotros podemos distinguir, al menos, lo que llamamos Continentes. Pero, ¿qué ocurre con las naciones? ¿dónde están las fronteras que suelen verse en los mapas? Obviamente estas fueron preguntas retóricas.

     Las naciones no son algo natural, es decir, no son como La Tierra, que ha ido transformándose a través del tiempo. Las naciones son creadas por el ser humano y su insaciable sentido de la propiedad privada, que llega hasta niveles tan altos, que se atribuye como suyo algo que estaba mucho antes que su existencia misma.

     Normalmente solemos hablar de libertad, pero pretendemos ser libres imponiéndonos fronteras. Es como las personas que obtienen mucho dinero (a saber de qué manera) y construyen una casa muy grande, con una fachada sumamente ostentosa y costosa, pero la cubren con un enorme paredón que cubre la vista desde la calle, cubren todas las ventanas con rejas de metal, todas las puertas con sensores de alarma y, luego de esto, son libres dentro de su propia prisión.

     Cuando los colonizadores llegaron a lo que hoy se conoce como el continente americano, lo primero que hacían al “colonizar”, era someter a los pobladores nativos a una esclavitud, luego, exterminarlos gradualmente. De esta forma se fueron creando las primeras naciones de América. Se repartieron el continente como si se tratase de una pizza.

    Sería difícil explicarle, por ejemplo, a un taíno (habitante precolombino), cómo lo que ellos conocían como su “madre tierra”, no era de TODOS los habitantes, sino, que era propiedad privada de los recién llegados colonizadores y que los taínos deberían limitarse a usar lo que se les permitiese usar y solamente cuando se les permitiese. Luego intentar explicarles por qué razones serían exterminados y su “madre tierra” se dividiría en naciones con algo extraño e invisible llamado frontera, que debía protegerse a fuerza de espada (ahora a fuerza de fusil). No me imagino una explicación coherente que el taíno pudiera aceptar.

     Muchas personas son nacionalistas por confusión. Entiendo que de las personas que conozco, muchas se consideran a sí mismos como nacionalistas, pero pensando en un ideal de “libertad”, “democracia”, “acto patriótico”. Es bueno citar un ejemplo muy famoso, pero comúnmente NO asociado a la idea nacionalista: El ejemplo más contundente de lo malo del nacionalismo, fue del partido NAZI, liderado por Adolf Hitler. Hitler tenía ideas bien claras de por qué era conveniente (para sus planes), eliminar el sentido de internacionalismo. Citamos una de sus frases:

Nuestro pueblo primero tiene que ser liberado de la confusión desesperada del internacionalismo y ser educado deliberada y sistemáticamente en un nacionalismo fanático” – Adolf Hitler

     Es obvio que el internacionalismo no conviene a quienes desean ostentar el poder y control de una población. El nacionalismo hace que las personas se aferren a “defender” sus fronteras, esos muros invisibles que encierran a una nación, es apostar a la división. Ideal para quienes se basan en la maquiavélica frase “Divide y vencerás”, pues teniendo pueblos divididos y luchando entre sí, es mucho más fácil conquistarlos, incluso sin necesidad de luchar.

     Los seres humanos somos una sola raza, no existen seres humanos exclusivos por cada nación, somos iguales aunque nos tratamos como distintos, sea por el color de piel, la forma facial, las creencias, la cultura. No evitaremos que seamos distintos en cuanto a las formas, pero en el fondo, seguimos siendo los mismos seres humanos, todos iguales como demuestran los rayos-x, donde vemos solamente nuestro esqueleto, libre de lo que nos diferencia.

     Luchar por defender la libertad, es algo por lo que vale la pena morir. Pero esto no es lo mismo que luchar por una falsa soberanía, por una falsa democracia, por aislarnos, por ser “los mejores”…    …no es lo mismo.

     Luchar por la igualdad, por la justicia, sin importar nacionalidades, sin fronteras (tal como se aprecia en la foto de arriba, las fronteras no son parte de la Tierra), eso es admirable.

Finalizamos este escrito citando a un científico muy entusiasta, que nos llevó a muchos a ser, al menos, aficionados al mundo de la astronomía y la física:

“Basta con contemplar un ratito la Tierra desde su órbita para que los nacionalismos más fuertemente arraigados comiencen a erosionarse. Parecen ácaros disputándose una migaja.Carl Sagan

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