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Absolutamente relativo

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"Los pensamientos son las sombras de nuestros sentimientos" - Nietzsche Quise llegar mas allá del horizonte. Quise ver mas allá de lo que  calienta e ilumina el sol. Quise soñar con lo imposible y despertar en la realidad de mis sueños. No me bastó caminar hasta agotar mis energías, pues el horizonte se mantiene siempre igual de lejano. No me bastó dilatar mis pupilas al máximo para lograr ver en la oscuridad de la fría noche. No me bastó el cansancio extremo de mi interminable caminata, para poder dormir profundamente hasta soñar y despertar al mismo tiempo, en una realidad absolutamente relativa. No obstante a mis fracasos, descubrí algunas cosas importantes: Pude descubrir que aunque el horizonte siempre estaba a la misma distancia, los lugares por donde caminé, las personas que conocí, la comida y bebida que probé, me dejaron una satisfacción que por mucho supera las expectativas que tenía de llegar al horizonte. En la oscuridad, pude presenciar la m

Educar para ser felices

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"Quien es feliz hace feliz a los demás también." – Anne Frank      Vivimos en un mundo con mucha diversidad, tanto de culturas, ideales, religiones, idiomas, razas, etc. Según cada caso, nos influencia de alguna u otra forma la educación que recibimos, no solamente la educación escolar, sino también, la educación que recibimos por parte de nuestros padres, familiares y demás personas con quienes interactuamos frecuentemente.      Aunque ciertamente podemos encontrarnos distintos niveles de educación y distintas orientaciones de la misma, algunas cosas en común podemos atrevernos a mencionar: Nos educan para trabajar, nos educan para dirigir a otros, nos educan para ser mejores personas, nos educan para muchas cosas, pero no nos educan para ser felices.      Increíblemente, todos luchamos por lograr metas, por alcanzar objetivos propios o ajenos, de forma individual o colectiva, algunos sólo luchan por conseguir sustento, otros por banalidades e incluso hay qui

Vivir para consumir

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"El consumismo es la malacrianza que nos deja la escuela de la economía" – Anónimo      Érase una vez las tribus, los clanes, las antiguas comunidades campesinas, entre otros tipos de grupos humanos, todos con algunas cosas en común: Vivían unidos por y para el bien común.      Los seres humanos de antaño, colaboraban entre sí para la recolección de frutos, la pesca, la caza, la agricultura o hasta la crianza de animales. Todo un esfuerzo combinado para obtener los recursos que les permitiesen subsistir.      Esto funcionaba bien; los frutos recolectados abastecían el almacén de todo el grupo; los resultados de la pesca o la cacería eran compartidos y las cosechas eran para el consumo de todos. Esta economía (por llamarlo de alguna forma), no estaba basada en el consumo, sino, en los recursos.      Pero luego llegó la era moderna. Conocimos un sistema llamado capitalismo, el cual nos traía un concepto interesante de economía. Ahora ya no debíamos velar por los recu

Mas allá del mar

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“A quienes me preguntan la razón de mis viajes, les contesto que sé bien de qué huyo, pero ignoro lo que busco” – Molière     Algunas personas echan raíces en el lugar donde nacieron. Otras personas tardan un tiempo buscando su lugar ideal para echar raíces. Existen otras que sin embargo, consideran (metafóricamente) que las raíces son para los árboles.     Aprendemos a adorar regresar a nuestro hogar, pero a la vez nos perdemos la oportunidad de sentir como hogar al mundo entero. Sería bueno preguntarse cómo sería en la era donde el hombre vivía errante toda su vida, nómada, dueño de nada, pero dueño de todo. Sin pertenecer a una nación, pero sin fronteras que lo detuvieran.      Hoy día, aunque queramos, resulta difícil ir a donde nos de la gana. Hoy  vivimos en un mundo segmentado, dividido en porciones de tierra separadas por líneas imaginarias que llamamos fronteras. Vivimos limitados por pequeños libros que llamamos pasaportes, los cuales, dependiendo el país emisor,

Guayacanes nacionales

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“Es la ley de la guerra que los vencedores traten a los vencidos a su antojo” – Cayo Julio César      Visitando un museo ubicado en “La Isabela”, Rep. Dominicana, en la zona donde Cristóbal Colón arribó por vez primera a la isla de “Quisqueya” (posteriormente “Santo Domingo”), en el año 1492, me detengo a fotografiar este árbol conocido como “Guayacán”, que según el guía del museo, tiene unos 500 años ya, es decir, es de la época de los colonizadores.      Curiosamente, esta visita la hago justo dos días después de que en República Dominicana se celebrase el “día de la restauración”,  que fue una guerra donde los nacionalistas dominicanos lucharon para recuperar el control del país, que había sido recolonizado por España (400 años después de la primera colonización). Este día es celebrado con mucho fervor y la gente deja sentir su patriotismo mostrando la bandera nacional en el frente de sus casas durante todo el día.     Pero pensando cinco siglos antes, cuando Cristóbal Col

La máscara invisible

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“Los hombres no cambian, se desenmascaran” – Germaine De Staël      Suelen darse los casos de personas que nos muestran una versión de ellas mismas, que al parecer es variable, según las circunstancias del momento. En algunos casos, nos muestran su versión más amable, cuando quieren conseguir algo de nosotros, pero una vez conseguido el objetivo, dejan salir su verdadero “yo”. La versión real de su persona.      En ocasiones llamamos a esto “usar máscara”, que viene siendo equivalente a “tener dos caras”. El problema (o lo bueno) de quien utiliza una máscara, es que tarde o temprano, por descuido o por circunstancia, resulta desenmascarado y la verdad queda expuesta.      Los famosos “lobos disfrazados de ovejas”, son comunes en casi todos los ambientes. Es como si fuera algo “natural” en el ser humano. Es un comportamiento aparentemente “heredado”, no de nuestro respectivo árbol genealógico, sino, de la sociedad en que crecimos. Es un modus operandi que algunos adop

Nacionalismos

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“El nacionalismo es una enfermedad infantil. Es el sarampión de la humanidad” – Albert Einstein      Esta magnífica foto, cortesía de NASA, muestra a nuestro planeta Tierra en toda su extensión. La mayoría de nosotros podemos distinguir, al menos, lo que llamamos Continentes. Pero, ¿qué ocurre con las naciones? ¿dónde están las fronteras que suelen verse en los mapas? Obviamente estas fueron preguntas retóricas.      Las naciones no son algo natural, es decir, no son como La Tierra, que ha ido transformándose a través del tiempo. Las naciones son creadas por el ser humano y su insaciable sentido de la propiedad privada, que llega hasta niveles tan altos, que se atribuye como suyo algo que estaba mucho antes que su existencia misma.      Normalmente solemos hablar de libertad, pero pretendemos ser libres imponiéndonos fronteras. Es como las personas que obtienen mucho dinero (a saber de qué manera) y construyen una casa muy grande, con una fachada sumamente ostentosa y costosa,