NUNCA MAIS, Sr. Presidente
“Y así como los pueblos sin dignidad son rebaños, los individuos sin ella son esclavos” – José Ingenieros
República Dominicana es un país maravilloso, ubicado en un punto estratégico del Caribe, donde existe una única estación todo el año: Verano.
Tenemos unas hermosísimas playas que rodean nuestra parte de la isla La Española (compartida con Haití). Flora y fauna muy diversa, recursos naturales de gran valor, pero sobre todas las cosas, un pueblo con una tolerancia increíblemente grande.
Hemos soportado todo tipo de dictadores. Con pensar que la única vez que se eligió un presidente democráticamente, luego de eliminar (literalmente) a uno de los mas sanguinarios dictadores (Rafael Leónidas Trujillo), el presidente elegido por el pueblo fue sacado por la fuerza, con una invasión estadounidense apoyada por algunos traidores a la patria, que por cierto, nunca pagaron por su traición y de hecho algunos gozan de “méritos” que para nada les corresponden. Esa invasión nos quitó la democracia, luego nos instauraron otro sucesor del dictador anteriormente depuesto (Trujillo), y desde entonces, nuestro pueblo no ha dejado de sufrir, período tras período, presidente tras presidente, quizá con un par de excepciones, pero que no pienso siquiera mencionar en este escrito.
Claro, tenemos en nuestro palmarés a héroes que defendieron la dignidad de nuestro pueblo, dando sus vidas por enaltecer nuestra libertad. Pero con el tiempo, el poder de los medios de comunicación, la subversión sistemática utilizada para suprimirnos la ideología, la precariedad y miseria, hemos ido quedando como un pueblo adormecido. Siempre en espera de un cambio y con la esperanza que cada nuevo gobierno resuelva nuestros problemas. Lamentablemente nunca cambiamos de gobierno, solo cambiamos de presidente.
Hemos visto tantos casos en los que nuestros presidentes ceden nuestros recursos naturales a empresas multinacionales a cambio de cosas que parecen absurdas, es decir, cosas en las que las multinacionales se llevan recursos millonarios y el país no se beneficia en nada, aunque podemos deducir, o quizá asumir, que algunos “por ahí”, se llevan a sus bolsillos enormes cantidades de dinero.
Ya habiendo tenido casos demasiado escandalosos, sobretodo esos relacionados con el narcotráfico, la corrupción de los funcionarios, la permisividad y pasividad de nuestro señor presidente respecto a la corrupción institucional, la humillación que sufrimos cuando vemos que se reparten el país entre un grupito de “vacas sagradas” (como se les conoce en el argot popular dominicano), y ver que por si todo eso fuera poco, aún piensan en seguir violando la constitución (porque ya se ha violado tantas veces, que como dijo Balaguer, “es solo un pedazo de papel”), para postularse en re-elección. Me parece que lo que nos queda de dignidad es como para que invoquemos la consigna utilizada en Galicia (España), cuando entre 2002 y 2003, el Prestige derramara el petróleo en las costas gallegas. La consigna decía: “Nunca Máis” (Nunca más).
Y en verdad, todo el que tenga conciencia y siga amando a este pedazo de paraíso, tantas veces saqueado por extranjeros y locales, debe decirle “Nunca Máis”, pues ya no debemos seguir siendo rebaños ni esclavos. Recuperemos la ideología perdida y hagamos valer nuestra voluntad. Los dioses del Olimpo que se queden en la mitología a la que pertenecen, no en nuestro país. República Dominicana debe recuperar la libertad que nos robaron y no es momento de esperar, es momento de ACTUAR.
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