Vivir para consumir

"El consumismo es la malacrianza que nos deja la escuela de la economía"Anónimo

codigobarrasprisionero2

     Érase una vez las tribus, los clanes, las antiguas comunidades campesinas, entre otros tipos de grupos humanos, todos con algunas cosas en común: Vivían unidos por y para el bien común.

     Los seres humanos de antaño, colaboraban entre sí para la recolección de frutos, la pesca, la caza, la agricultura o hasta la crianza de animales. Todo un esfuerzo combinado para obtener los recursos que les permitiesen subsistir.

     Esto funcionaba bien; los frutos recolectados abastecían el almacén de todo el grupo; los resultados de la pesca o la cacería eran compartidos y las cosechas eran para el consumo de todos. Esta economía (por llamarlo de alguna forma), no estaba basada en el consumo, sino, en los recursos.

     Pero luego llegó la era moderna. Conocimos un sistema llamado capitalismo, el cual nos traía un concepto interesante de economía. Ahora ya no debíamos velar por los recursos pensando en nuestro grupo, sino, velar individualmente por consumir más que los demás. Quien más consume, es el más exitoso.

     Es una idea vendida como muy atractiva, hasta que se eliminan las fórmulas financieras complejas que  la suelen definir y se expone la verdad de una forma simple y llana. Se trata de vivir un interminable esfuerzo por alcanzar riqueza, poder adquirir la mayor cantidad de cosas posible y renovar o cambiar muchas de ellas, aunque aun funcionen, todo sea por tener lo último de la moda o estar en onda con la tendencia del momento.

     En el capitalismo, tal como lo indica su nombre, lo más importante es el capital. Dicho esto, se comprende cómo el bienestar social pasa a segundo plano, por ejemplo, cuando nos damos cuenta de que la única forma de que en este sistema puede existir riqueza económica, es si existe pobreza. Por esto, cuanto mayor riqueza existe concentrada en pocas personas, mayor pobreza existe, repartida en muchas personas.

     Pongamos un ejemplo simple: Supongamos que en un país habitan 10 mil personas, que en ese mismo país existe un capital total de 1 millón de dólares y que en un principio, el capital se reparte equitativamente entre las 10 mil personas, o sea, que cada persona inicialmente posee 100 dólares. Al cabo de 5 años, en ese país han ocurrido varias cosas; se han creado negocios, se han vendido inmuebles, han ocurrido desastres naturales que han arrasado edificaciones, entre otras cosas que normalmente ocurren en los distintos países. Cuando revisamos el capital de los habitantes, pasados esos 5 años, nos encontramos conque el millón de dólares ahora está repartido de forma distinta. 5 habitantes ahora son ricos, teniendo cada uno 100 mil dólares. Otro habitante es incluso más rico, encontró la forma de hacer dinero a partir de la desgracia de otros, sirviendo como prestamista hipotecario. Este acumuló 200 mil dólares.

     Sumando los 200 mil del prestamista y los 500 mil de los otros 5 habitantes ricos, tenemos que del millón de dólares, estas 6 personas poseen acumulados 700 mil dólares (70%). La matemática más simple nos dice que 100% – 70% = 30%. Esto es, que de los 10 mil habitantes, ahora 9,994 luchan entre sí por repartirse 300 mil dólares (que es lo único que queda luego de que 6 habitantes se hicieran ricos y acumularan el resto del capital). Si repartiéramos esos 300 mil, cada habitante tocaría ahora solamente unos 30 dólares aproximadamente. Como no es equitativo, en realidad algunos tocan a más de 30 dólares y otros tocan a menos (o nada).

     Así funciona el capitalismo. Cuando se encuentra la forma de empobrecer a muchos, automáticamente se crea riqueza en manos de pocos, redistribuyendo el capital. Para esa excelente fórmula ganadora, se mantiene un sistema llamado consumismo, donde los habitantes, no del país imaginario que usamos de ejemplo, sino, del mundo, son guiados continuamente hacia el consumo desmedido. Sea por medio de la televisión, radio, periódicos, revistas, letreros, cine y cualquier medio disponible en el cual se pueda pasar algún mensaje que incentive trabajar eternamente para poder consumir y que nuestro dinero llegue a manos de esos pocos que serán los acumuladores de todo el capital.

     A veces pensamos que somos inteligentes, pero mientras aceptemos un sistema que requiere generar pobreza para poder ser “exitoso”, deberíamos meditar profundamente y volver a evaluar las razones por las que nos consideramos inteligentes.

Comentarios

  1. Me gustó tu reflexión. ¿Qué propones como sistema de vida? ¿Crees que es posible de manera práctica y realista romper este esquema socio económico?

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  2. La propuesta básica es, inicialmente, RECONOCER que el sistema actual no es sostenible. Reconocer lo injusto que es para la mayoría, reconocer que debemos cambiarlo. Luego que tengamos esto claro, podemos tomar en serio distintas propuestas, como puede ser, economía basada en recursos (no en consumo). Pero no debería ser una única solución, ya que nunca se satisfacen todas las necesidades con una única solución (por mas que el capitalismo prometa solucionarlas todas).

    Es difícil romper el esquema, sobre todo, porque depende de que la mayoría esté dispuesto a romperlo. Con una sola persona que intente romper el esquema, simplemente no funciona, porque quedamos como pez fuera del agua y nos asfixiamos, de alguna u otra forma.

    Estoy sembrando una semilla, con el fin de mas adelante cosechar algo bueno. Como decía Descartes: "Pienso, luego existo". Primero es repartir entendimiento, luego las ideas surgirán, no de mi, sino de muchos otros (espero).

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  3. Es muy buena la idea, de hecho hasta el mismo vinculo familiar estuviera mejor estructurado ya que no hubiera esa necesidad tan grande de que las madres salieran de los hogares y pudiesen dar una mejor educación a los hijos, además de que los seres humanos, no estarían en competencia de intereses sino en un compartir, velarían por el bien común y se apoyarían unos con otros.

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  4. Gracias Vicky por tu comentario.

    Realmente es como dices, que las necesidades consumistas nos hacen destruir los vínculos familiares, relaciones de parejas y todo lo que nos hace felices.

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